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Insulina y artrosis

¿Cuál es la relación entre resistencia a la insulina y artrosis ? La resistencia a la insulina está involucrada en multitud de enfermedades muy frecuentes en nuestra sociedad, como la hipertensión, la diabetes y ahora ya sabemos que la artrosis también lo está.

¿Cuál es la relación entre resistencia a la insulina y artrosis ? La resistencia a la insulina está involucrada en multitud de enfermedades muy frecuentes en nuestra sociedad. Entre estas enfermedades están la hipertensión, la diabetes y ahora ya sabemos que la artrosis también lo está.

Insulina y artrosis

Hace muchos años que los profesionales de la salud sabemos que las personas con obesidad tienen más artrosis que el resto de la población. La hipótesis más aceptada ha sido siempre que el peso de estas personas deteriora más sus articulaciones por sobrecarga mecánica. Sin embargo esta hipótesis no explica porque estos pacientes también sufren más artrosis en otras articulaciones, como las manos o los dedos, donde no se carga peso.

Ocurre algo similar con la diabetes mellitus. Los pacientes que sufren este problema del metabolismo de la glucosa, o azúcar, tienen más artrosis. Puesto que muchos diabéticos son obesos, también se aceptó la hipótesis de que la sobrecarga mecánica provocada por el peso corporal era la responsable del desgaste de las articulaciones. En esta ocasión el dato discordante era que los pacientes diabéticos de peso corporal normal también eran más propensos a la artrosis.

Algo se nos escapaba en cuanto a la génesis de la artrosis. Las plantas de Cirugía Ortopédica y Traumatología están llenas de pacientes hipertensos, diabéticos y obesos y esto no se explica únicamente por el peso. ¿Qué comparten estos pacientes que les hace más susceptibles al daño articular? La respuesta es la resistencia a la insulina.

La resistencia a la insulina:

La resistencia a la insulina es un fenómeno enormemente frecuente en la sociedad occidental moderna. La insulina es la hormona que da la señal a las células de que deben absorber glucosa de la sangre porque está demasiado alta. Es una hormona que libera el páncreas en la sangre en respuesta a una comida con hidratos de carbono. Los hidratos de carbono pueden ser azúcares o almidones entre otros.

No sabemos por qué exactamente, pero cuando consumimos muchos hidratos de carbono durante muchos años, cada vez el cuerpo precisa más insulina para absorber la misma cantidad de azúcar. En el diabético llega un punto en el cual por mucha insulina que libere, su cuerpo no absorbe adecuadamente el azúcar y se acumula en la sangre. Esta elevación de insulina acarrea multitud de problemas. Algunos de estos problemas son: la hipertensión, el hígado graso no alcohólico, la diabetes, el ovario poliquístico y por supuesto el que mencionamos en el título, la artrosis.

La evidencia científica:

En 2016 se publicó un trabajo en la revista Arthritis and Rheumatology por Daisuke Hamada y colaboradores que finalmente aclara como la resistencia a la insulina acelera la degradación del cartílago de las articulaciones. Para empezar, demuestran que tanto las células del cartílago articular, llamadas condrocitos, como las células de la membrana sinovial presentan en su superficie receptores para la insulina. Es decir, que son sensibles a esta hormona. Estas células necesitan de la influencia equilibrada de la insulina para mantener un funcionamiento adecuado.

Una de las funciones de la membrana sinovial es la de producir el líquido sinovial que baña la articulación por dentro y que tiene una textura aceitosa. Esta consistencia oleosa en el líquido sinovial se consigue gracias a que está lleno de moléculas grandes llamadas proteoglicanos, que le dan viscosidad. Este líquido sinovial aceitoso permite que los cartílagos se deslicen sin fricción y que haya un reparto ideal de la carga mecánica por toda la superficie de la articulación.

Cuando estas células no responden a la insulina, comienza a aumentar una molécula llamada TNF. Este compuesto, también llamado, factor de necrosis tumoral, promueve la inflamación y atrae células defensivas a la membrana sinovial. En este contextocomienza la síntesis en la membrana sinovial de enzimas que destruyen los proteoglicanos. Estas enzimas que digieren los proteoglicanos se llaman metaloproteasas y su efecto es una disminución de la viscosidad del líquido sinovial. Este empeoramiento de la viscosidad dificulta el correcto funcionamiento de la articulación y favorece su deterioro más precoz.

¿Cómo abordar la resistencia a la insulina?

Esta información ha cambiado mi forma de abordar el dolor articular. Antes de conocer este hecho, cualquier dolor articular anodino en una persona con más de 30 años, ya fuera en la rodilla, la cadera o el hombro podía explicarse como, achaques de la edad. Ahora me parece increíble la complacencia con que decía esto. Ni siquiera me planteaba lo extraño de que una persona tan joven pudiera tener desgaste articular sin otro motivo que el paso del tiempo.

La resistencia a la insulina se debe al estilo de vida sedentario y a la dieta con exceso de hidratos de carbono y excesivamente baja en grasas. No se trata de una errata, nuestras dietas necesitan más grasa y menos carbohidratos. Las guías sobre dietas que se publican desde estados unidos desde los años 70 recomiendan dos cosas. Estas guías prohíben la grasa de origen animal y nos animan a comer abundantes cereales y granos. Estas guías de alimentación carecen de base científica y son las responsables de la enorme epidemia de hipertensión y diabetes que sufrimos. Para más información sobre este problema y sobre dieta cetónica escucha el episodio de mi podcast. En estos audio se explica muy bien como revertir este problema con un cambio en la dieta.

¿Qué esperar del cambio en la dieta?

Todos mis pacientes con dolor articular se llevan en su primera o en su segunda consulta una información sobre las dietas bajas en hidratos de carbono y sobre el ayuno intermitente. Muchos pacientes comentan que se encuentran mejor del dolor y además con frecuencia veo casos de mejora de hipertensión, reflujo gastroesofágico y del control del azúcar.

Si tienes un dolor articular sin haber sufrido un golpe y tus médicos especialistas como traumatólogos o rehabilitadores no te dan solución. Además tras hacerte pruebas y tratamientos, no obtienes otra información sobre la causa de tu dolor. Si solo te ofrecen el consabido desgaste del cartílago por la edad o los esfuerzos. Pídele a tu médico que analice tu nivel de insulina en ayunas y busca un profesional que te asesore con un cambio en la dieta.

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